domingo, 3 de julio de 2011

LA MUSICA DE BANDA EN SAN ANDRES SOLAGA

LA MUSICA DE BANDA EN SOLAGA EN EL SIGLO XX
A la primera mitad del siglo XX corresponde la etapa de consolidación y expansión de las bandas de pueblo en el estado de Oaxaca. En esta época las bandas empezaron a proliferar en los pueblos de la Sierra Norte de Oaxaca (Zapoteca y Mixe), que resultaron muy fértiles para el desarrollo de la música de alientos.
Este artículo es una breve semblanza de cómo se desarrolló la música de banda de alientos en la población de San Andrés Solaga, durante el siglo XX.
Según el testimonio que da el músico Tiburcio Martínez Salvador(Tiburs Shep 1893-1989) de sus inicios en el campo de la música, en la primera década del siglo XX, la banda del pueblo apenas llegaba a una docena de integrantes (en su mayoría líricos), sus ejecutantes tocaban de oído, incluso hasta nuestros días hay todavía algunos que se resisten a aprender las notas; en esa época las bandas que lograban agrupar a más de ocho elementos, eran escasas y se consideraban agrupaciones grandes, por lo que su prestigio era considerable. Siendo él todavía un niño fue invitado a integrar la incipiente banda de música del pueblo, por su tío el músico Basilio Martínez (sil Shep).
Entró a la “escoleta” para tomar las primeras lecciones de música bajo la supervisión del maestro Secundino Sánchez; Don Tiburcio decidió tocar la trompeta, la cual adquirió su padre con un vendedor de Laxopa, quien distribuía instrumentos de medio uso en la región, pedía la cantidad de quince pesos por el instrumento, que finalmente le fue pagado con maíz, recibiendo la cantidad de 16 kilos aprox. de este grano a cambio, ya que era una época en que escaseaba el dinero y todavía era común este tipo de intercambio conocido como trueque.
El rigor con que el maestro impartía sus clases, lo llevó a separarse de la banda en esta primera incursión, más adelante se presentaría su segunda oportunidad, cuando se desempeñaba como policía municipal recibió nuevamente la invitación de su tío (más tolerante) que ya para entonces era el encargado de la banda, ya que no se podía hablar propiamente de un director para entonces, en esta ocasión volvió para quedarse, el maestro le sugirió que tomara el clarinete, ya que le veía más posibilidades en un instrumento de caña que con uno de boquilla. Poco después viajó hasta la ciudad de Oaxaca para comprar su primer clarinete, en aquel entonces, el viaje se efectuaba a pie, en un recorrido de tres días para llegar a la capital. La compra la realizó en la mercería El gallo, única tienda de la capital en donde se vendían instrumentos musicales, habiendo pagado por el clarinete la cantidad de cuarenta pesos.
Uno de sus temas favoritos para ejecutar fue la pieza que tiene por título XX, tema que en la actualidad se ha vuelto un clásico entre las bandas de la región y un reto para cualquier clarinetista.

Don Tiburcio recuerda que en los años cuarenta aparecen las primeras bandas visitantes en las fiestas principales de la comunidad, la banda de Totontepec Villa de Morelos, se presentó en la fiesta que con motivo de la inauguración del mercado “Democracia” se celebró el 22 de octubre del año de 1941, poco tiempo después llegarían también las bandas de Talea, Betaza y Yalalag, dando comienzo también a la práctica conocida como gozona (visita reciproca).
Las exigencias de la banda eran cada vez mayores, el profesor Paulino Cervantes quien tocaba el trombón junto con el señor Felix Nolasco y el señor José Cayetano, comenta que después de la visita de la banda de Totontepec a Solaga la cual representó todo un acontecimiento y derivado de la impresión que dejó la música de la banda Mixe entre los habitantes, las autoridades decidieron contratar los servicios del maestro de Totontepec Manuel Alcántara, quien durante algún tiempo se ocupó de la preparación de la banda; el maestro Alcantara empezó por una depuración en la banda realizando un examen de nivel a cada uno de los integrantes dando esto como consecuencia que casi se desmantelara la banda, el maestro puso como condición que solo se ocuparía de la banda con músicos que estuvieran dispuestos a aprender a tocar por nota, logrando la banda una notable mejoría en pocos meses con este sistema; me parece interesante la anécdota que citaba el señor José Cayetano en relación con el señor Tiburcio Martínez que, para empezar el ensayo pidió el maestro Alcántara que montaran una pieza que ya dominaran, decidiéndose por el tema “Irving” fantasía, tratando de sorprender al maestro, en el solo de clarinete el señor Tiburcio había hecho algunas alteraciones por su cuenta que no pasaron desapercibidas por el maestro quien le hizo la observación y le pidió que se ajustara al original, contestando don Tiburcio que así era como le gustaba y además no era la primera vez que lo tocaba y que nadie le había reclamado y que así lo seguiría haciendo, esto ocasionó que el maestro lo reportara con la autoridad acusado de rebeldía y de pretender alterar una obra original y por este motivo el músico fue a parar a la cárcel de donde salió después de pagar una multa simbólica por su atrevimiento. Tiempo después el maestro Alcántara sería remplazado por otro de sus paisanos de nombre Delfino Reyes Villegas, años después llegarían también otros maestros con el mismo propósito como: Ezequiel Guzmán, Manuel Pacheco y Otilio Contreras quien durante su estancia en nuestra población escribió uno de los temas que en nuestros días se ha vuelto un himno para el pueblo Mixe con el titulo de Bajo el cielo Mixe, inspirado tal vez por el cielo de Solaga, lo que motivó que algunos paisanos de Solaga le reclamaran y le pidieran que corrigiera el titulo, cosa a la cual el maestro no accedió y le vino a acarrear algunas diferencias con los solagueños. Y estos fueron algunos de los maestros Mixes que con su sello contribuyeron para definir el estilo de la banda de Solaga, que de ese modo se consolidó como una de las mejores bandas de la Sierra Juárez en la época, rindiendo sus frutos con motivo de una visita que realizaron a la población de Talea de Castro en donde sorprendieron gratamente a los habitantes con su música y sembraron el terror entre las bandas visitantes del Rincón que se encontraban presentes en la festividad, según señala el profesor Paulino Cervantes.
Siguiendo con el testimonio, el señor Tiburcio nos dice que uno de los músicos notables de los años cuarenta y cincuenta surgidos de la formación de los maestros Mixes fue el señor José Luna quien se desempeñó como director y que acompañó y dirigió a la banda hasta Juquila Mixes, el señor José Cayetano recuerda al maestro Luna por haber sido el único músico presente en la misa que pudo interpretar el himno oaxaqueño “Dios nunca muere” (a solicitud del sacerdote) con los acordes del piano que había en la iglesia.
El profesor Paulino Cervantes señala que en cierta ocasión la banda de Solaga recibió la invitación para ir a tocar a Betaza en una de las fiestas principales del lugar encontrándose con algunas bandas mixes que en número de más de cincuenta integrantes cada una causaban sensación en los lugares en donde se presentaban, solamente la banda de Zacatepec se componía de setenta músicos, quedando los integrantes de la banda de Solaga (que sumaban veintidós) como simples espectadores, viendo y escuchando como ejecutaban temas como: “La llorona”, “La Zandunga”, “La Petrona”,“Dios nunca muere”, entre otros éxitos del Estado de Oaxaca. En aquella ocasión según comenta el profesor Paulino fueron los últimos en pasar a comer habiendo alcanzado prácticamente las sobras de comida que quedaban en la casa de la comisión de festejos. A la renuncia del maestro Luna a la dirección de la banda, se fue a establecer en algún pueblo del Rincón, para seguir impartiendo sus clases de música, recibe la oportunidad el músico Paulino Andrés, trompetista, quien asumió la dirección de la banda, es justo reconocer que para este señor el Maestro Manuel Alcántara solo tuvo comentarios elogiosos por la gran calidad que alcanzó en la ejecución de su instrumento, el señor Domingo Cruz, también trompetista, quien era bueno para la dirección y lectura de la música, pero inseguro en la ejecución de su instrumento prefería delegar la participación de primer trompeta al maestro Paulino.

Con alguna frecuencia los músicos introducen a sus hijos en las bandas y en muchos casos terminan remplazando a los padres. En el interior de las agrupaciones, todos comparten los conocimientos y experiencias musicales, quien más sabe enseña a los demás. Otro de los distinguidos en la banda era el hijo de el maestro Basilio, el músico Macedonio Martínez Salvador (probablemente el mejor músico que ha dado Solaga hasta nuestros días), clarinetista, quien tiempo después alcanzó la dirección de la banda y superó a su padre en el dominio del oficio, ya que fue además compositor y arreglista (a ti bolero), con motivo de un encuentro de bandas en la ciudad de Oaxaca, este maestro recibió la distinción  de dirigir la banda monumental en la ejecución de la Marcha a Zacatecas, recibiendo además el reconocimiento para la banda de Solaga de manos del Gobernador del estado,  lo que es motivo de orgullo para sus hijos hasta la actualidad, según comenta su hija Ema. En el clarinete también estuvieron los señores Pedro Cruz y Juan Fabián, el primero tocaba con nota y el segundo era lirico pero con un fino oído y con un conocimiento extraordinario de su instrumento, en la tuba estaba el señor Valente Cayetano, en la sección de sopranos estaban Braulio Hernández, Perfecto Andrés y Cipriano Lucas, el saxofón barítono lo tocaba el señor Juan López, en el saxofón tenor estaban el señor Pedro Andrés (mejor conocido como Pedro Mauro) y Samuel Jacinto, quien más adelante se ocupó de los platillos, en las percusiones se distinguieron músicos como: Apolinar Sánchez, Leonardo Miguel, Primitivo González y Amadeo Eufragio, en las trompetas estaban Alfonso Serafín y Calixto Sánchez, el señor Porfirio Gregorio en el clarinete, en el barítono estaban los señores Nicolás Orozco y Fidel Lucas, en la tuba estuvieron también, Agapito Nolasco, Solano León, el señor Carlos Nolasco, los hermanos Ismael y Daniel Mateos…, en el saxofón alto el señor Genaro García; el maestro Macedonio dejó entre otros discípulos a: Octaviano Maqueos, bajista, Cipriano Lucas, Soprano, Porfirio Gregorio, clarinete.
Es en el año de 1957 cuando el maestro Macedonio deja la dirección de la banda, fue reemplazado por quien tenía más méritos en aquel entonces; el maestro Braulio Hernández, quien se hizo cargo de la banda por poco tiempo, ya que decidió apostar por el camino de la migración, mismo destino que siguieron algunos de sus discípulos como: Emiliano Salvador, Maximino Salvador, Isidoro Luna, José Hernández, quedando solo Genaro García y Domiciano Chepi en el pueblo, este último, acabó renunciando al intento. Volvió a recaer la dirección en manos del maestro Martínez, quien poco después renunció a la banda por motivos personales, reintegrándose de este modo a las obligaciones de un ciudadano común, ya sin las prerrogativas que tiene un músico del pueblo, quien se encuentra exento de desempeñar cargos en el ayuntamiento.
Señala el señor Porfirio Gregorio que uno de los compromisos que adquiría un músico en las festividades de Solaga en esos tiempos era hacerse cargo de la alimentación de los músicos visitantes repartiéndose equitativamente a los integrantes de las bandas en los horarios marcados para las comidas, las estancias no iban más allá de tres días, a diferencia de nuestra actualidad que llegan a permanecer normalmente durante cinco días
Las bandas de pueblo, constituyen grupos por lo general firmemente cohesionados; pues sus miembros están unidos por lazos de parentesco y compadrazgo o simple camaradería. La banda representa una escuela en sí misma, ya que la mayoría de sus integrantes se forman musicalmente dentro de ella, y su ingreso a las agrupaciones empieza desde niños.

Entre los años sesentas y setentas aparecen algunos músicos notables como: Perfecto Andrés, soprano, quien se desempeñó por algunos años como director de la banda, y a principios de los setentas surgió un grupo de buenos prospectos entre ellos algunos discípulos del maestro Perfecto Andrés, conformando una banda de buen nivel, entre quienes se distinguieron y algunos de ellos siguen destacando, están: Modesto Mateos, trompeta, Isaac Nolasco, Bernardo Jacinto y Macedonio Augusto, en el saxofón tenor, Ernesto Mendoza, saxofón alto, Salomón Esteva y Cutberto Bautista, soprano, Bruno Enríquez, trompeta, Bonifacio Cayetano, quien alcanzó la dirección de la banda, se retiró por motivos de salud, tocaba el trombón y daba gusto a cualquiera; hoy es el arreglista y compositor más distinguido que tiene el pueblo.
En los setentas y principios de los ochentas La banda filarmónica solagueña vivió una de sus mejores etapas, recibieron la asistencia de maestros como Rito Marcelino Rovirosa (El ultimo gozo y Por qué te niegas a bailar), Jeremías Ríos y Atilano Montellano, alcanzando éxitos como: Mi lamento, El último gozo, Despeinada, La paloma se fue, entre otros, el rendimiento del grupo decreció al acelerarse la migración, aunado a que algunos de los mejores músicos alcanzaron la mayoría de edad.

En los noventas aparecen nuevos integrantes en la banda gracias a los trabajos de los maestros Bonifacio Cayetano y Bruno Enríquez, surgiendo músicos de la talla de Estanislao Maqueos, y José Valente Cayetano, egresados del CIS # 8, así como Romeo Eufragio, Rolando Bautista y Jesús Andrés.
Al iniciar el año 2009, con la intervención de La autoridad municipal, se elaboró un nuevo plan de trabajo para la banda con el propósito de elevar el nivel de la misma, dejando la responsabilidad en manos de los maestros José Valente y Rolando Bautista, esta decisión ha traído algún mejoramiento en el desempeño de la banda y en el estado anímico del grupo. Sin embargo hace falta más trabajo para que se vean los resultados anhelados, ojalá este deseo se vea concretado muy pronto y podamos escuchar una banda que venga a poner en alto el nombre de San Andrés Solaga. Y qué mejor si esta idea viene a redundar en la grabación de un fonograma que contenga aunque sea una mínima parte de todo el material que tiene en su acervo la Banda, antes de que otra generación de buenos músicos llegue a la jubilación y pase desapercibido, ya que esta es la única manera de preservar esta práctica que forma parte de la vida de un pueblo y a través de ella podemos conocer, valorar y respetar la diversidad cultural a la que hoy día tenemos acceso.
Las bandas pueblerinas se componen de hombres acostumbrados a las duras jornadas del campo, lo que explica por qué son capaces de superar las condiciones y circunstancias más adversas sin doblegarse; expuestos a los climas más extremos y con horario abierto.
La historia de la banda de San Andrés Solaga es un tema que requiere de una investigación más exhaustiva, ojalá que las instancias correspondientes se avoquen a examinar en los archivos de la banda documentos de época para sustentar una investigación más formal sobre el desarrollo de la música en nuestra comunidad
Espero que este artículo sirva para motivar a otros interesados a profundizar más sobre este asunto.


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